Examen de conciencia, propósito de enmienda, decir las faltas al mentor y cumplir la penitencia
Comparto con vosotros mi artículo publicado por la revista PYMES MAGAZINE en este mes de diciembre
Estamos al final del año, aún no ha terminado, queda el empujón final, ese que te puede ayudar a cruzar la meta con éxito, ese que siempre cuesta, pero que es necesario hacer. Hay quien ya cruzó la meta y está tranquilo, y todo lo demás que venga bienvenido sea. Probablemente haya una diferencia entre aquellos que ya cruzasteis la meta, los que están haciendo el último esfuerzo, y los que, hagan lo que hagan, no van a llegar. Estos últimos me recuerdan a un compañero de la infancia, que iba a un examen, su madre le dio una estampita de la Virgen diciéndole que le daría suerte, mi compañero le contestó, mamá, no te preocupes, el examen de hoy no lo apruebo ni, aunque me lleve un póster. Y así fue, pues no había estudiado nada.
Puede haber empresas que no puedan llegar de
ninguna forma, ya porque han estado cerradas, o no han podido abrir con el
espacio, tiempo y recursos necesarios, como es el caso de la hostelería. Esos
son imponderables, que tristemente han tenido que sufrir estas compañías, pero
ha habido otras que han reaccionado y han sacado soluciones imaginativas. Este
es el momento de hacer ese examen de conciencia y de revisar qué ha ocurrido a
lo largo del año, qué hemos hecho y qué consecuencias ha tenido. Qué no hemos
hecho y que consecuencias ha tenido. Tenemos que preguntarnos qué podíamos
haber hecho y qué hubiera ocurrido. Este examen nos va a ayudar a sacar
importantes aprendizajes para tenerlos en cuenta cuando pensemos en el 2022 y
años venideros.
Te voy a ayudar con el examen de conciencia, por
cierto, no le tienes que decir tus
faltas al confesor, sino a tu mentor, para que te ayude.
Comencemos. ¿Tenías un plan estratégico antes
de comenzar la crisis? ¿Si lo tenías lo
adaptaste? Si no lo tenías, ¿hubieras ido mejor con él?, ¿hubieras sabido a qué
atenerte? ¿Controlabas bien los números de tu empresa? ¿Entendías los balances
y la cuenta de Pérdidas y Ganancias? ¿Proyectaste lo que ocurriría en una
cuenta de resultados previsional? ¿Tenías previsiones de flujos de caja, donde
te indicaran las necesidades de tesorería de los meses siguientes, o
simplemente ibas a ojo? ¿Tenías digitalizada tu empresa, como para poder seguir
funcionando en remoto? ¿Había descripciones de los puestos de trabajo y de las
responsabilidades de cada trabajador? ¿Reaccionaste rápido o tardaste más de lo
deseado en reconfigurarte? ¿Tenías un CRM con los datos de los clientes para
mantener contacto con ellos y poder venderles? ¿Has mantenido tu marketing
durante la pandemia, o te olvidaste de tus clientes? ¿Te han olvidado ellos a
ti? ¿Has aprovechado suficientemente las oportunidades que el mercado te ha dado?
¿Has administrado correctamente los Fondos Covid con un plan? ¿Has mantenido
contacto regular con tus proveedores?
¿Has instaurado un sistema de liderazgo y
supervisión en remoto a tus empleados? ¿Has mimado a tu equipo en los tiempos
duros? ¿Has aprovechado los tiempos muertos para formarte? ¿Has aprovechado
para que tu equipo se forme? ¿Has planificado tu salida de la crisis? ¿Has
aprendido cosas nuevas? ¿Has cuidado tu salud? ¿Y la de tu equipo? ¿Y la de tu
empresa? ¿Has hecho balance de lo que ha supuesto la crisis en términos
económicos? ¿En términos de tu mercado? ¿En la gestión del talento? De todo lo
anterior, ¿lo tienes en números, o solo una idea?
Podíamos seguir haciendo esas preguntas que
nos ayudarán a completar ese examen de conciencia. Seguramente muchas de ellas
te las habrás hecho en su momento, y las respuestas no fueron buenas, otras te
las habrás hecho después. Apelando al propósito de enmienda, coge un papel y un
lápiz, vuélvetelas a formular y respóndelas ahora. Junto a cada una, pon lo que
deberías de haber hecho y cómo lo vas a resolver en el futuro, pues solo el
hombre tropieza dos veces en la misma piedra y te puede pasar a ti, pero te
pillará prevenido.
Después del examen de conciencia hay que decir
las faltas al mentor, tener propósito de enmienda y luego llega la penitencia.
En este caso en el pecado está la penitencia, pues si hiciste algo mal en tu
empresa, las consecuencias son la propia
penitencia.
Cerramos el año con el balance de lo que hemos
hecho bien y aquello que podríamos haber hecho mejor. Todo con la idea de
planificar y preparar un 2022, que no estará exento de sorpresas, pero nos
pillará mucho mejor. Contar con un mentor que te ayude realizar este examen y a
prepararte a ti y a tu empresa te puede ayudar bastante. ¿Hablamos?