La figura del mentor en España se expande. Empresas y emprendedores solicitan sus conocimientos tanto para arrancar una empresa como para corregir errores y problemas en pymes ya rodadas. La Asociación Española de Mentoring (Amces) tiene en España 1.200 socios, de los que 200 están en Andalucía, región que acaba de elegir a su nuevo presidente, el sevillano Eduardo Cambil, quien se define a sí mismo como mentor, profesor, coach y consultor. En la nueva directiva regional de Amces hay representantes de Málaga (Antonio Montero), Granada (José Antonio Ivars) y Sevilla (Daniel Pérez y Rafael Padura).
La función de todo mentor es «guiar en la toma de decisiones de la empresa en cuestión, llevarles de la mano en el camino a recorrer. El mentor -dice Cambil- va más allá que un consultor o un experto en coaching». Tras haberse prorrogado el estado de alarma y a punto de iniciarse la fase 1 de la desescalada, «ahora más que nunca es necesario un mentor en las empresas», explica Cambil.
«La actual situación económica y empresarial es inédita en nuestra historia. Muchos empresarios necesitan organizarse y repensar su negocio para volver a operar. En muchos casos -añade- están en cierta forma noqueados, no saben cómo reaccionar, algunos han tirado la toalla y otros no saben qué hacer. La vuelta es muy diferente a reabrir tras una vacaciones, ya que los cambios han sido drásticos y han venido en muchos casos para quedarse».
Eduardo Cambil, presidente de la Asociación Andaluza de Mentoring y socio en la región de la multinacional Action Coach, indica que después del Covid-19 «hay que estudiar el escenario, el cliente ha cambiado sus hábitos de compra y consumo, algunos ya han dejado de existir, lo mismo puede ocurrir con los proveedores o con el capital humano». Este experto en «mentoring» destaca la importancia de cuestionar si la visión que ha tenido el empresario hasta ahora es válida o hay que actualizarla. «Para ello -indica- hay que preguntarse cuáles son las metas estratégicas para esta nueva situación, cómo las va a implementar, qué objetivos son críticos cubrir ahora, qué hacer en el tema financiero o con mis cuadros de mandos, ver si los canales de distribución son los adecuados o ya no sirven, estudiar si el cliente ha cambiado, decidir cómo hacer las ventas, qué estrategias implementar en marketing, cómo será la nueva relación con los clientes, qué tipo de comunicación hay que llevar a cabo, si es adecuado seguir con el teletrabajo...»
A su juicio, el mentoring es un segmento de amplio recorrido porque el empresario, en general, «sabe mucho de lo suyo pero no de todos los campos que componen una empresa». En este sentido, Cambil apunta a que, principalmente, «piden ayuda para la parte comercial, pero cuando estudiamos el proyecto a fondo observamos otros problemas internos como no tener una adecuada dirección, estrategias erróneas, objetivos difusos… Nosotros escarbamos para diseñarles un plan integral y, con él, las enormes oportunidades que tienen para crecer y no hacerlo a base de impulsos».
Campos para asesorar
Aunque son muchos los campos en los que asesoran, destaca especialmente el tecnológico «porque son procesos complejos con mercados complicados y aquí es más habitual que el cliente no sepa muy bien cómo actuar». Su experiencia profesional le lleva a señalar que el tiempo mínimo de asesoramiento es de doce meses y que lo habitual es reunirse «todas las semanas» con el cliente para hacer un seguimiento continuo del proyecto. En su opinión, a los «siete u ocho meses» el empresario recupera la inversión realizada, que puede oscilar entre los 300 y 5.000 euros mensuales dependiendo de la complejidad del proyecto y tamaño de la empresa.
La Asociación cuenta, por otra parte, con una vertiente altruista. Amces ayuda a cooperativas, ONG y otras entidades sin ánimo de lucro a mantenerse a flote porque en muchas ocasiones carecen de la especialización adecuada. En estos casos el asesoramiento es gratuito.